DONDE EL AGUA CANTA EN UNA COLINA

Existe un lugar en las afueras de Roma, Tívoli, que atesora un antiguo y señorial palacete que nada más pisar su interior, nos transporta a otra época y nuestros sentidos son bendecidos por la magia, la belleza y el verdor de sus jardines, que no son unos jardines cualquiera, se trata de Villa D´Este, declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 2001.

La construcción de la residencia fue encargada, a mediados del siglo XVI, por el entonces cardenal Hipólito II de Este, que lucía su descendencia al ser hijo de Alfonso I de Este y Lucrecia de Borgia, y nieto del Papa Alejandro VI.

Había sido nombrad gobernador de Tívoli por el Papa Julio II, de quien recibió esta villa como regalo y a partir de ahí fue reconstruida por completo de acuerdo a los diseños de Pîrro Ligorio, bajo la dirección del arquitecto de Ferrara, Alberto Galvani. El pintor de los frescos de los interiores fue Livio Agresti, de Forli.

Desde 1550 hasta su muerte en 1572, cuando la villa estaba casi acabada, el cardenal de Este creó un edificio palaciego rodeado de unos espléndidos jardines aterrazados en un estilo manierista propio de la última etapa del renacimiento, que se aprovechó plenamente de la espectacular ladera pero que requirió innovaciones para traer agua suficiente para abastecer todas las fuentes, cascadas y juegos de agua que decoran los jardines.



 El resultado es una serie de grandes villas del siglo XVI con estructuras de juegos de agua en las colinas que rodean la Campiña romana, como la Villa Lante, la Villa Farnesio, en Caprarola y las Villas Aldobrandini y Torlonia en Frascati. Su planeamiento del jardín y sus rasgos acuáticos se imitaron a lo largo de los dos siglos siguientes desde Portugal hasta Polonia.

Cogiendo la inspiración (y muchas estatuas y gran parte del mármol usado en la construcción) de la cercana Villa Adriana, el palaciego retiro del emperador Adriano, y reviviendo técnicas romanas de ingeniería hidráulica para proporcionar agua a una serie de fuentes sin precedentes, el cardenal creó un elaborado jardín de fantasía cuya mezcla de elementos arquitectónicos y juegos de agua tuvieron una enorme influencia en el diseño de paisajes europeo.

Ligorio, responsable de los programas iconográficos desarrollados en los frescos de la villa, también se encargó del diseño de los jardines de la villa, con la asistencia de Thomaso Chiruchi de Bolonia, considerado como uno de los mejores ingenieros hidráulicos de siglo XVI; Chiruchi había trabajado en las fuentes de la Villa Lante. En Villa de Este le ayudó en los diseños técnicos de las fuentes un francés, Caude Venard, un experto creador de órganos de agua.



El cardenal Alejandro de Este reparó y amplió los jardines en 1605. En el siglo XVIII, la villa y sus jardines pasan a la casa de Habsburgo después de que Hércules III de Este se los legara a su hija María-Beatriz, casada con el gran duque Fernando de Habsburgo. La villa y sus jardines fueron descuidados. Los ingenios hidráulicos caen en desuso y muchas de las esculturas decorativas encargadas por Hipólito de Este se dispersan por distintos lugares, quedando plasmada la sensación de decadencia por distintos artistas como Carl Blechen y otros pintores.

La situación cambió durante la tenencia del cardenal Gustav von Hohenlohe, que tuvo como invitado a Franz Liszt, quien evocó el jardín en su obra Les Jeux d'Eaux à la Villa d'Este y dio aquí uno de sus últimos conciertos. La Villa de Este fue adquirida por el Estado Italiano después de la Primera Guerra Mundial, restaurada y amueblada de nuevo con pinturas de los almacenes de la Galería Nacional de Roma. El volumen de poemas de Jean Garrigue, titulado Un paseo por el agua en la Villa de Este (1959) continúa una larga tradición de poesía inspirada por los jardines. Kenneth Anger filmó Eaux d'artifice entre los ingenios hidráulicos del jardín.  Por lo cual la belleza exclusiva de la Villa ha sido reconocida en poesía, pintura y música.

Villa D´Este acoge el Museo Didattico del Libro Antico, un museo educativo sobre el estudio y la conservación de libros antiguos.

La Villa en sí rodea por tres lados un patio del siglo XVI ubicado en el anterior claustro benedictino. La fuente en una de las paredes laterales, enmarcada en estilo dórico, contiene una escultura de una ninfa dormida en una gruta guardada por las águilas heráldicas de los Este, con un bajorrelieve enmarcado por ramas de manzana que ligan la villa con el Jardín de las Hespérides. La entrada principal lleva al Appartamento Vecchio, el «Apartamento Viejo» construido para Hipólito de Este, con sus techos abovedados pintados al fresco con alegorías seculares de Livio Agresti y sus estudiantes, centrados en la gran Sala, con su espectacular vista sobre el eje central de los jardines, que van cayendo en una serie de terrazas.  

El plan del jardín se organiza en torno a un eje central con ejes secundarios que lo cortan de un carácter calculadamente variado, refrescado por alrededor de quinientos chorros en fuentes, cascadas y abrevaderos de agua. El agua abundante lo proporciona el río Aniene, que en parte es desviado a través de la ciudad, una distancia de un kilómetro, y por el manantial Rivellese, que proporciona una cisterna por debajo del patio de la villa. El jardín está integrado actualmente entre los Grandi Giardini Italiani.

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