Federico, verde que te quiero verde


Hoy he recordado que hace muchos años leí Lorca por Lorca, publicado en Cuba por Ediciones Huracán hace algo más de 45 años, el cual recogía la esencia literaria del que está considerado como el escritor español más importante del siglo XX: Federico García Lorca, el más leído, amado por millones en el mundo entero y asesinado justo hace 84 años.

Su fusilamiento, a hora incierta de la madrugada, se dice fue al lado de un olivo, cerca de un barranco, en la carretera que une las localidades de Víznar y Alfacar, y la casualidad de la geografía ubica este sitio  muy cerca de Fuente Vaqueros, Granada, donde el excepcional poeta naciera  el 5 de junio de 1898; vida y muerte en la tierra andaluza de sus amores y sus letras, que lo recogió en su seno cuando en la fatídica noche del 18 de agosto de 1936  la fascista Guardia Civil cegó la luz de sus ojos, en plena contienda española que tan tristemente se recuerda.

Sus restos nunca han sido recuperados. Su muerte puede clasificarse como un atentado de Estado: el gobierno de Franco a través de los años fue borrando toda pista que pudiera conducir al por qué, quiénes y dónde. Hasta miembros de la cuadrilla de enterradores se han contradecido una y otra vez cuando al indicar el lugar en el cual, supuestamente enterraron su cadáver. Algunos investigadores, persistentes, a día hoy han encontrado nuevas piezas del rompecabezas en que se convirtió ese horrendo crimen.

Pero este no es un trabajo de investigación sobre la muerte de Federico García Lorca, quiero de cierta manera respetar a sus familiares que nunca han querido involucrarse ni autorizar la búsqueda y rescate de sus restos. Saben que sería desentrañar viejos y nuevos odios, rencillas políticas y sociales que más que honrar, humillarían su memoria..

Lorca por Lorca para mí fue más que una tarea de clase para leer y estudiar el Romancero Gitano, fue una ventana al mundo lorquiano que en los primeros años de la Revolución Cubana, se ofreció a la nueva generación para conocer hasta dónde logró este joven de mirada soñadora, amar la vida y enloquecer por su tierra, además de sus anhelos de justicia social

García Lorca se codeó con lo mejor de las letras en su momento, y entre sus amigos estuvieron mucho de los integrantes de la llamada la Generación del 27; artistas que destacaron con un nuevo estilo, comprometidos con el momento que les tocó vivir, entre los que se encuentran Dámaso Alonso, Rafael Alberti, entre otros así como el joven Miguel Hernández, a quien algunos estudiosos integran en este grupo como el enlace entre dos generaciones.

Federico dejó para las letras hispanas un legado tan relevante, tan multicolor, tan profundo, que se desliza con exquisito talento desde la poesía hasta el teatro, con tanta profundidad, que cada una de sus obras se aprecia como la mejor. Viajó por su país y por el mundo, y tanto su prosa como su poesía, fueron tallando en el joven granadino un estilo tan característico, tan propio, que nos dejó estampas de su vida y de su muerte.

En su Romancero gitano, encontramos, más que poesía, un canto al ciclo completo de la existencia hasta que llega ese instante final, por navaja y por disparo, que se inicia con el alegre andar del gitano Antoñito el Camborio y culmina con la propia muerte del poeta. 

UN POEMA SOBRE SU PROPIA MUERTE?

Los poemas sobre el gitano Antoñito el Camborio son de mis preferidos, y cuando leo Muerte de Antoñito el Camborio, algunos de sus fragmentos me llevan a imaginar cómo serían los últimos momentos poeta:

¿Quién te ha quitado la vida/cerca del Guadalquivir?/Mis cuatro primos Heredias/hijos de Benamejí./Lo que en otros no envidiaban,/ya lo envidiaban en mí.

¡Ay Antoñito el Camborio/digno de una Emperatriz!/Acuérdate de la Virgen/porque te vas a morir./¡Ay Federico García,/llama a la Guardia Civil!/Ya mi talle se ha quebrado/como caña de maíz.

…..

Un ángel marchoso pone/su cabeza en un cojín./Otros de rubor cansado,/encendieron un candil./Y cuando los cuatro primos/llegan a Benamejí,/voces de muerte cesaron/
cerca del Guadalquivir.


El río Guadalquivir de sus poemas, a su paso por Sevilla.

Cuando a través de los años, en comentarios periodísticos o investigaciones publicadas donde se desvelan lo mucho, lo poco, lo incierto que se conoce de cómo fueron sus últimas horas y dónde se depositó su cuerpo, tal parece que Lorca premeditara cómo sería su final, porque de lo que sí se está claro, es que en la delación sobre la casa en que se encontraba, su detención y más tarde fusilamiento, intervinieron personas muy cercanas a él, y que su ejecución cerca del mencionado olivo --cuántos miles de olivos, algunos milenarios, cubren las tierras de Andalucía?--, fue a cargo de la Guardia Civil.

Y duele mucho saber que a García Lorca no lo mataron solo por ser un poeta excepcional que dibujaba al detalle con sus versos la realidad de esa España profunda, que hoy todavía se desvela, lo mataron también por sus ideas progresistas, por su acercamiento al Partido Comunista, por rojo y lo mataron también, y yo diría sobre todo, por ser homosexual. Fuera por lo que fuera, contra él no había ninguna prueba que mereciera el final que tuvo.

MÚSICA PRIMERO, LUEGO LITERATURA

Su acercamiento al arte comenzó primero por la música cuando siendo un adolescente, que ya sentía afición por la literatura, comenzó a recibir clases de piano de tal forma que, una vez matriculado en la Universidad, sus compañeros le conocían más por sus dotes como pianista que como escritor. En 1914 había matriculado en la Universidad de Granada para estudiar Filosofía y Letras y también  Derecho.

Será luego de un viaje por varias regiones de España, cuando queda impactado por la diversidad del pueblo español y es cuando publica en 1919 Impresiones y paisajes, donde incluye algunas consideraciones sobre política.

A partir de entonces, Lorca comienza a reunirse en círculos de grandes intelectuales, porque logra que sus padres le permitan continuar sus estudios en Madrid, y ya en la Residencia Estudiantil su espíritu recibió la influencia que dejaron en el aquel ambiente personalidades como Albert Einstein, Madame Curie… y entre la intelectualidad española se relaciona igualmente, entre los años 1919 y 1926, con artistas de la talla de Luis Buñuel, Rafael Alberti o Salvador Dalí.

Así se forjó su sensibilidad literaria de la que no escapa ninguna de sus obras, cada poema, cada obra de teatro, su prosa.. tiene un mensaje, con un estilo tan propio, que lo lleva a la cumbre de la inmortalidad.

En cada verso le da vida al palpitar andaluz con tanto color que se distinguen los colores rojos y los lunares, se puede escuchar el murmullo del agua al deslizarse por debajo de los puentes, hasta dentro de los muros de  La Casa de Bernarda Alba, enlutados por la sinrazón de las tradiciones, hasta dentro de esas paredes silenciadas por mujeres de negro, se escurre el color de la vida, y de la violencia del amor que no quiere morir ahogado, que no quiere morir a oscuras.

Y le da vida también a la naturaleza, a sus aguas alegres y corredizas, que reflejan el rostro moreno y aceitunado de su tierra, y nos dejó la Balada de los tres ríos, perteneciente a su volumen Poema del cante jondo, estilo en el que se implicó desde sus primeros años. 

Mucho podríamos hablar de Federico, mucho han recorrido las obras de ese Lorca universal que inspirado por su viaje a Cuba, escribió, entre otros ese Son de negros con la promesa de ir a Santiago.

Se dice que a mediados de 1929, Federico viaja a Estados Unidos en compañía de su amigo Fernando de los Ríos, para llegar a una Nueva York que lo deslumbrará por sus contrastes.

SU OBRA, SUS VIAJES

El Romancero gitano (poesía) y La casa de Bernarda Alba (teatro), son quizás las más conocidas, pero sobre las tablas también llevan el sello lorquiano Yerma, Bodas de sangre, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores… Así mismo se torna imprescindible leer su Poeta en Nueva York, y por supuesto, Sonetos del amor oscuro y diván del Tamarit, escritos en 1936, antes de morir y sobre la cual, algún crítico ha señalado: “Ambas historias se complementan para dar su mejor versión: su dimensión popular y la valiente indagación en los claroscuros del deseo, con una claridad y crudeza que nunca antes se había permitido”.

Se sabe que el poeta a mediados de 1929, viaja a Nueva York acompañado de su amigo y mentor Fernando de los Ríos. Y los contrastes sociales, su industrialización, su sistema político, sus inmensas riquezas rozando con la miseria más profunda, causaron gran impresión en el poeta granadino que comienza a desarrollar una nueva fase literaria profunda, cortante, exultante… deja brotar cuanto llevaba en sí mismo, muy dentro. Meses más tarde, en marzo de 1930 viaja a Cuba. En La Habana es acogido como un amigo entrañable por la familia Loynaz, además de la capital conoce otras ciudades y a esa fecunda época le debemos el singular poema “iré a Santiago”.

Su regreso a España le consolida en el portal literario de las letras hispanas: su obra comienza a presentar a un escritor delicado, que continúa escogiendo cada palabra que además de la luz y los colores de su querida Andalucía no muestran al Lorca más comprometido, más consistente y único en su clase.

Nos legó además de su poemarios y obras teatrales, narraciones, conferencias. También recorrió América Latina y antes de llegar a Argentina en 1933, sus Bodas de sangre era valorada por los mejores críticos que pudieron admirar de algunas otras de sus creaciones durante el tiempo que estuvo allí.

Casa de la Huerta de San Vicente, Granada.

Sabiendo que el odio y la traición se cernían a sus espaldas, renunció al apoyo que le brindaron algunos, incluso embajadores de países americanos, y decidió irse a su querida Granada, a la casa de la Huerta de San Vicente en la cual todavía  hoy se respira al canto lorquiano “verde que te quiero”. Allí estuvo con su familia hasta que luego, creyendo estar más seguro, se va a casa familiar de su amigo Luis Rosales, también poeta. Lorca tenía sus convicciones sociales de justicia y sabía lo que estaba ocurriendo en esos momentos en España: comenzaba la tristemente recordada Guerra Civil Española.

Creo que no hubiera estado seguro en ningún sitio. El día 16 de agosto en los alrededores de la casa donde se encontraba se desplegó una inusual e increíble operación para capturar a Federico García Lorca, que esperaba, tranquilo, dentro de la vivienda.

Nunca se afilió a ninguna formación política, aunque simpatizaba con anarquistas, socialistas… tenía amigos que eran falangistas, como el mismísimo José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española. Pero su destino ya estaba predestinado: es hecho prisionero, lo trasladaron primero al Gobierno Civil, y luego al pueblo de Víznar; allí pasó su última noche en una prisión improvisada, junto a otros detenidos, algunos de los cuales, seguramente eran inocentes igual que Federico.

Y fue así como nos quitaron a Federico García Lorca, junto a un olivo, junto a una carretera, en una olvidada fosa irreconocible como si quisiera ocultar los últimos oscuros momentos de un poeta que tanto amó los colores de la vida y de su tierra y que nos dejó aquel “verde que te quiero verde”, de su Romance Sonámbulo para que no olvidemos que la esperanza por un mundo mejor debe permanecer viva.


Algunas de las obras de Federico García Lorca

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