Aunque nadie te quiera, no te sientas sola. Si alguien te ama, bien, pero sigues siendo tú, eres tú misma. Y si decides estar sola... es tu decisión: sigues siendo tú. Cuando amas, cuando ríes, lloras, cantas, protestas, comes... Cuando duermes, trabajas, crías a tus hijos, haces el amor con tu esposo o amante, eres tú misma.
Y el mundo te quiere a tí, a tí misma... No pienses en curvas caderas, en ojos azules, Ni en la piel morena, ni en la cabellera larga que vuela al viento... MUJER eres tú, no por fuera, sino por dentro, es tu esencia. Tu corazón, tu equilibrio, tu fuerza, tu cariño, tu perfume Esas lágrimas como duros cristales de diamante que vencen al dolor Cuando alguna enfermedad osa dañar tu cuerpo.
Tu risa que aparta nubes para que brille el sol Es tu presencia que en la ausencia te fortalece, Porque sin ti, el pan pierde el sabor y se endurece la almohada. Mujer. Que no somos iguales a los hombres, no. Somos la otra parte, la que complementa, La del equilibrio, la que calma, la que transforma La que da vida... porque eres única.
No es feminismo. Es el aplauso por esa rosa que solo por tus caricias, que solo por tu existencia, todos dicen que es bella. Entonces, hoy, mañana y siempre, no olvides que este abrazo y este aplauso cuyo eco mueve océanos y aparta montañas, es por ti y para ti. Es... eso que escuchas... sí eso mismo: MUJER, eres el aplauso por una rosa.